sábado, 5 de junio de 2010

De triciclo a bicicleta


Durante muchos años he ido en triciclo por la vida.

Desde hace un año, esta misma vida me dijo "oye...ha llegado el momento de hacer un cambio, ya eres un adulto y debes dar...el paso siguiente".

Yo no entendí al principio lo que quería decir, la vida esta que hablaba. Pero luego pensé "...jo, los cambios dan miedo, pero por otro lado si no los haces, que haces?".

Hay veces que los cambios son necesarios, otras veces son inevitables y otras son un poco de cada cosa.

Y yo siempre he sido...una mujer valiente, pese a que andaba en triciclo por miedo a darme una ostia en bicicleta.

Pero como digo, el año pasado escuché a la vida. Y entonces decidí, cambiar, de triciclo a bicicleta. Pero el paso previo fue..."bicicleta con dos rueditas pequeñas".

Que vértigo me dio subirme a un lugar tan alto!!!. Que pánico sentí imaginándome con la cara empotrada en el cemento de mi acera!!!. Que mal me veía sin dientes...en el caso que mi boca hubiera llegado, si me cayera...al suelo!!!. Pero que tranquilidad me daban...las dos rueditas!.

Y una vez superado el shock inicial, comencé a disfrutar de lo que me ofrecía la bici, con rueditas.

Pedalee y pedalee, pero sentía que estaba atrapada, que yo quería ir más de prisa pero que no podía. Sentía que al triciclo lo tenía controlado y andaba en el con los ojos cerrados si hiciese falta, pero con esa bici...estaba a medias.

Y entonces, llegó el gran día de...quitarme las rueditas traseras. Dios que miedo pasé al principio. Le gritaba a mi hermana "NO me suelteeeeeeeessssss". Y ella me dijo que no me preocupara, que pedaleara.

Y comencé a pedalear con mucha alegría. El aire movía mi flequillo, y los árboles pasaban por mi lado muy de prisa. Intenté girarme sin soltar el manubrio para decirle a mi hermana, que esto era genial, que estaba contenta y que me gustaba mucho eso de andar en bici.

Pero cuando me giré...estaba yo sola andando en bicicleta. Mi hermana estaba lejos y me saludaba con la mano.

En ese instante, me volvió el miedo pero transformado en terror. Pero ese estado de pánico me duró poco tiempo. Pasados unos segundo, miré hacia adelante, me sujeté bien fuerte del manubrio y comencé a disfrutar del paseo.

Y cuando me relajé, comencé a sentir algo muy placentero: la sensación de libertad y de seguridad.

Comencé a disfrutar mientras me felicitaba a mi misma por haberme animado a intentar, quitarme las dos rueditas.
Acto seguido me dije "...bien por mi, lo he conseguido!!!".

Ahora, que ya soy una experta en andar en bici, tengo mis manías. Me gustan las bicis con caño bajo y cestita.

Lo del caño bajo (como se dice en Argentina) es porque me da la seguridad que, en caso de obstáculos insalvables, siempre puedo saltar y no caerme.

Esto...lo de saltar, aunque parezca raro, es algo que yo hago mucho. Si hay problemas, tiro la bicicleta al suelo y salto, porque lo importante es que yo, no me haga daño.

Y a que viene todo esta historia de la bici?

Pues a que mi nuevo objetivo en la vida es, andar en bicicleta.

Sé que parece un objetivo pobre, pero para mi es mucho. Tener un objetivo en mis circunstancias personales es la OSTIA!.

Y cuando uno tiene claro lo que quiere, ese "algo"...aparece.

El próximo martes 22 de junio me voy de España, a vivir (al menos por un tiempo largo) cerca de los míos en Buenos Aires. Tomar esta decisión ha sido tan difícil como animarme a quitarle las rueditas, a la bici con rueditas traseras.

Pero la decisión ya está tomada, no hay vuelta atrás, en breve dejo a mi querida Madrid.

No sé cuanto tiempo estaré en Argentina, sólo sé que me llevo de España lo más valioso que tengo, mi querido Dido.

He regalado, tirado, donado....muchas cosas que acumulé durante 22 años, pero las cosas son eso, cosas...y cada tanto viene bien desprenderse de ellas.

Porque cuando uno comienza una nueva vida, debe comenzar de CERO. Y en esto estoy.

Ahora que voy a cruzar otra vez el Atlántico, he decidido dejar el triciclo en España, aparcado en un buen lugar, con buen clima y buenas vistas porque el es muy exigente y no se lo puede dejar en cualquier sitio.

Pero no lo llevo porque el muy español y no se adaptará a otro país, lo sé...lo conozco, hemos estado juntos mucho tiempo.

Aquí se queda mi triciclo pero allá tendré una bicicleta con caño bajo y cesta.

A partir de ahora, cuando vuelva a escribir será desde el otro lado, desde otro clima, desde otro uso horario, desde otro continente, desde otra vida y desde una bicicleta. Y desde otro blog que se llamará...Andando en bicicleta...o algo así! ya os lo contaré.

Pero seguiré siendo Kiri. Pero seré Kiri...la de la bicicleta.

Un beso a todos.

Y por favor, cuidarme este rinconcito del planeta que está muy revuelto pero que yo quiero mucho.

A cuidarse!!!.