Cuarentañeras!!!

Anoche, finalmente, el día mejoró.

Bueno, me refiero al día en la franja de 24 horas no al día porque haya luz...se entiende no?.

Digamos que mi día terminó cuando me acosté.

Di algunos paseos por las casas de mis ciber preferidos (y recuerden que tengo mala conexión por lo que me cuesta mucho más de lo normal) y escribí un poco, pero a las 3 ya tenía sueño.

Antes de dormir y mientras recorría los blogs escuchaba (no veía, sólo escuchaba) la tele de fondo.

Y entre tanta duda, incertidumbre, amor y desamor, escuché algo que me hizo gracia.

Hablaban de las treintañeras. Y de las que han dejado de serlo.

Nunca había reparado en eso, pero sí, treintañera suena a jovial, divertida, pispireta. Por lo que se supone que así debes ser...porque tienes menos de 40 años.

Pero cuando pasas la famosa barrera, ya te llaman cuarentona! Y no hace falta decir lo que el sonido de esa palabra produce!!!.

Repitan conmigo....
TREINTAÑERA! Precioso.

Y ahora..
CUARENTONA! Una loza, suena como un mazazo en toda la espinilla.

Pero lo peor es que apartir de ahí, todo sigue sonando fatal, cincuentona, sesentona...etc.

Que quiere decir esto, que el día que cumples 39 años ya tienes que empezar a prepararte y comprarte una tupidas medias negras, una falda hasta debajo (pero muy debajo de la rodilla), a cortarte el pelo porque el largo te hace más mayor (según algunos)?.

O a mirar a señores de 60 años calvos y con camisa con el último botón asesino abrochado (ese que está a punto de estallarle de la barriga que tiene)?.

Pues no, señoras...(los señores no entran en este juego), me niego.

Las que somos cuarentonas, somos también alegres (bueno, mi último post no cuenta porque estaba deprimida), tenemos buenas piernas, un pelo estupendo, tal vez el culo un poco más caído (no es mi caso), algunas marcas de expresión en la cara (que no arrugas...todavía) y alguna que otra perla de esas que a todas nos cuesta asumir al principio.

Pero las asumimos y seguimos siendo estupendas.

Alguien algún día me envío un mail de un escritor colombiano que ahora no recuerdo (ven...esto sí puede ser por haber atravesado la barrera de los 40...la memoria) que decía que por cada mujer de 40 años estupenda, había un señor gordo, calvo y baboso jugando a ser un jovencito.

Y ayer por la tarde, pude comprobarlo.

Al mediodía después de peinarme mi bella cabellera entré a tomarme unas tapitas en un bar cercano.

Estaba yo sola, en la barra, de pie, con mi cola cola, mi tapita de ensaladilla rusa y mis albóndigas cuando de pronto, siento una mirada inquisidora en mi lado derecho del cerebro.

Yo, con mi mirada perdida entre mi tapita y mi vaso y el camarero, y el ir y venir de los huevos rellenos, escucho algo.

Me giro hacia mi derecha y veo a un señor como antes he descrito, gordo, calvo, con gafas, con los dedos amarillos de fumar, de aproximadamente 60 años, vamos un señor que no podría siquiera ser mi padre -porque mi padre era guapo a rabiar-, me dice algo.

Con la misma gracia (ninguna) que giré mi cabeza hacia la derecha, la volví a girar a la izquierda y a mi ensaladilla, sin hacer ningún caso a este individuo.

Volví a dejar volar a mi mente y mientras andaba por cualquier camino de cualquier parte, de pronto...otra vez escucho... el run run.

Aparentemente, este buen hombre me estaba piropeando o intentando charlar o ligar conmigo.

Con un poco de rabia (lo reconozco) lo miro y le pregunto: "...usted me ha visto a mi cara de tener ganas de charlar?". Y el hombre eliminó de su cara esa patética sonrisa imitadora de un Don Juan de caballo blanco (caballo, no cabello...) y giró la cabeza hacia su cervecita. Pero volvío a mirarme.

Y entonces agrego..."pues no".

Volvía a mi ensaladilla para rebañar con el pan la mayonesa, terminé mi aperitivo, pagué y me fui.

Esta mañana conté esto a mis amigos y me dijeron....que borde...y que poco ligona eres! Y yo dije...pero como ese señor pretende si quiera que yo lo mire....si soy monísima de la muerte...!

Soy un cuarentona (en lo que a edad se refiere y según lo se comenta por ahí) pero no por el pesado significado que representa.

Por eso, yo me siento CUARENTAÑERA!