Evitando a Diógenes

Con este asqueroso tiempo, es muy difícil llevar una vida normal.

En Madrid hace días que llueve sin parar y vale ya todos sabemos que es bueno para el campo, para las cosechas, para los pantanos y la mar en coche.

Pero para la vida en la ciudad...es un coñazo.

Y con lo de la vida en la ciudad me refiero, a poder hacer las cosas más elementales como...hacer la colada (lavar la ropa).

Desde que volví de Portugal tengo en el cesto de la ropa sucia...eso, ropa sucia. Pero claro, han pasados dos semanas y yo sigo, sin poder lavar. Bueno, lavar puedo...pero no tengo donde colgar la ropa lavada.

El tener una terracita en pleno de centro de Madrid es la envidia de todos los amigos y conocidos. Allí tengo mis cuerdas donde extiendo la ropa al sol y mis pinzas de la ropa en su cestita verde. También mis plantas, mi mesa y mis dos sillas.

Todo eso, es precioso. Pero cuando llueve...estoy perdida y mi estupenda terraza...no me sirve de mucho.

No tengo preparada la casa para colgar la ropa dentro, vamos que no tengo esos tendederos que tiene la gente, que no tiene terraza.

Así que el cesto de la ropa sucia se parece más a la pirámide de Keops... que a un cesto de ropa sucia.

Anoche comencé a preocuparme.

Hablando con mi amiga Circe...le comenté que estoy sintiéndome como esas personas con el síndrome de diógenes. No sólo por la ropa sucia que llena mi casa, sino por varias cajas vacías que hay por aquí. Eran las contenedoras del material gráfico que nos llevamos a Portugal en nuestras maletas y ellas (2) aquí han quedado.

Tengo que llevarlas a reciclar, pero Dido está contento con ellas, se zambulle dentro y guarda sus muñecos allí. Y me da ternura.

Pero hablado del Síndrome de Diógenes...me fui a wikipedia y claro...comencé a preocuparme.

Así que esta mañana, decidí poner una lavadora. Llueve a mares pero dije mira...yo lavo y ya veremos que hago.

Una vez finalizado el trabajo del maravilloso invento "la lavadora", desee tener otro maravilloso invento "la secadora", pero esta, no la tengo.

Entonces cogí una cuerda y dije...de donde la sujeto?.

Mientras yo recorría con la vista los altos de mi casa, Dido jugaba con mi cuerda pensando que yo estaba de cachondeo. Y nada más lejos de la realidad, buscaba la forma de improvisar un tendedero.

Y lo conseguí, ahora no puedo entrar al lavabo porque desde la puerta hasta la ventana del mismo, están colgadas las sábanas.

En las puertas de la sala y la cocina están colgados algunos pantalones. De los picaportes de toda la casa, ropa interior, calcetines y pantys. Y en algunas sillas...toallas, camisetas...etc.

Digamos que si ahora viniera alguien a visitarme, se sentiría en una especie de HUMEDAL colgante, algo con muy poco glamour.

Pero la pila de ropa sucia, ha bajado. Así que yo, pese a que siento que la humedad invade mi baño, mi sala, y casi toda mi casa, me he quitado un peso de encima.

Ahora con la calefacción espero que esta situación mejore, pero por suerte, ya no tengo preocupación por tener ciertos síntomas del famoso síndrome ese que anoche, me preocupó mientras charlaba con mi amiga.

Alguien conoce la canción contraria a "que llueva...que llueva que la vieja ...está en la cueva"?.

Nota aclaratoria:
Este post lo escribí ayer martes a las 12.00 hs. A las 15.00 hs. salió el sol y desarmé el tenderete interno y salí corriendo a colgar la ropa en la terraza.
Hice dos lavadoras más y allí está...colgada en la terraza toda mi AHORA ropa limpia.
Creo que mis ruegos han sido escuchados!.
Y ya no tengo complejo de síndrome de Diógenes:-).