Un mes despúes

Ya no recordaba que tenía un blog.

Tampoco que tenía vida normal, ni siquiera que tenía vida extra-laboral.

He vuelto, he terminado el trabajo, estoy cansada, agotada, tengo 3 kilos menos, estoy congelada y con ganas de cambiar de profesión, de país, de planeta...vamos...todavía no soy yo la que ha vuelto.

Llevo un par de meses preparando el evento que acabo de terminar en Oporto, Portugal.

Era una convención de dos días para mi hasta ahora, único cliente importante. Y digamos que, para todos salió bien. Pero lo he padecido más de lo normal.

El primera día era una Reunión de trabajo para portugueses y españoles. El segundo día, paseo por la ciudad, paseo en barco, almuerzo, etc.

Pero nos llovió mucho, nos granizó y el peor momento fue, cuando el Director General de la empresa comenzó a hablar desde el atril y se fue la luz.

Casi me da un infarto, salimos corriendo los técnicos y yo para ver el cuadro eléctrico. Y no era un problema nuestro. Pensamos que era de la bodega donde hacíamos la Convención...y tampoco.

En ese instante me llamó una de mis ayudantes que era la responsable de otra parte de la Convención para decirme que se había ido la luz en el restaurante donde, 3 horas después tenían que cenar los invitados.

El problema finalmente fue que, se fue la luz en el barrio por la gran tormenta. Y si bien sólo se fue durante 3 minutos, han sido los 3 minutos más largos de mi vida.

Creí que me iba a dar un ataque al corazón, no podía respirar y cuando se solucionó, me tuve que sentar para no desmayarme.

Al finalizar esta parte de la convención, venía el momento de trasladar a los invitados hacia la cena, y los autobuses portugueses, las azafatas portuguesas y todo lo que fuera portugués...ha sido un desastre. Queda excluido de este grupo de LENTOS portugueses las empresas de catering que han sido geniales.

Tuve que salir a coordinar yo la salida de los invitados y los autobuses porque las azafatas portuguesas eran incapaces, y llovía a cántaros por lo que me empapé y ahora tengo unas hermosas anginas.

Al día siguiente, los invitados tenían paseo por la ciudad con guías especializadas y luego paseo en barco. Y claro, como la cosa venía así dada...al subir a los autobuses comenzó a granizar.

Y yo pensé...mira...que esto se termine ya porque yo, no puedo más con tanta presión.

Luego, cuando comenzó el paseo en barco paró de llover y yo dije GRACIAS DIOS.

En este evento hasta he rezado, y yo, no soy religiosa. Es más, hasta he hecho una promesa, que si todo terminaba bien, iría a una iglesia. Y claro, tendré que hacerlo porque según el cliente, ha salido bien.

Cuando terminó todo, ya las 3 mujeres que llevamos ese evento o sea yo y mis dos ayudantes, nos sentamos en la puerta del Aeropuerto de Porto a fumar y a reírnos de lo cansadas que estábamos.

Mientras estás en el tema, pues no te das cuenta, pero cuando te relajas...te viene encima todo el cansancio acumulado.

Llegué el sábado por la noche, llevo dos días durmiendo. Estoy fundida como un queso y tengo un mal sabor de boca. No ha sido como yo hubiera esperado, pero bueno, una cosa menos.

En este tiempo, el mundo ha cambiado.

No me había enterado del ataque a Bombay. Los norteamericanos tienen un presidente negro, mi gato está ya castrado, el triciclo se ha oxidado y yo...quiero volver a ser la de antes.

Espero que mi sofá me ayude a recuperarme.