sábado, 21 de noviembre de 2009

La historia de Rita y Boris

Cuando el amor llega, un torrente de energía se moviliza a tu alrededor formando un tipo de huracán...de esos de los que te absorben primero y te devoran...después.

Creo que esto es lo nos ocurre, cuando encontramos el amor.

Para muchos, esto que detallo no es amor, sino, pasión.Y puede que así sea, pero para mi, al menos hasta hoy -mañana dios dirá- no es posible tener un amor sin pasión.

Pese a esto sé que hay pasión sin amor, pero eso...es otra historia.

Es complicado el tema, pero como la mayoría de nosotros hemos pasado por algunas de las tres posibles alternativas (amor con pasión, amor sin pasión, pasión sin amor) sabemos de lo que estoy hablando.

Y pese a saber muchas cosas sobre el tema, todavía hoy me sorprenden ciertos tipos de amores.

La historia de Rita y Boris me emociona, me sorprende, me produce ternura y porqué no decirlo...me da envidia.

Rita y Boris son dos seres muy diferentes que un día se vieron obligados a convivir. No tuvieron otra opción, la vida los puso en el mismo lugar y en el mismo tiempo y así comenzó su historia.

Han vivido -y viven- cada uno de ellos, una vida singular. Rita es libre e independiente. Boris está condenado por su condición, a limitar sus movimientos. Y tal vez sea por esto que el es un poco más desconfiado y le cuesta abrirse a los demás.

Hasta ayer, nadie imaginó jamás que pudiera existir una relación entre ellos, es más...eso era impensable.Pero haré un poco de historia...

Boris jamás mostró interés alguno por Rita.

Rita en cambio, desde que Boris llegó a su vida, mostró interés en conocerlo y como buena anfitriona, se desvivió para hacer que se sintiera bien.

Un día, Rita subió a la habitación de Boris y se recostó, buscando tal vez...un poco de afecto. No encontró lo que buscaba pero ella, insistió. Jamás dejó de intentarlo, y ayer, lo consiguió.

Por la mañana, Ber mi sobrino abrió los ojos y vio algo extraño sobre su patineta -skate-. Patineta...que siempre deja al lado de su cama al más puro estilo Bart Simpson.

Sobre la patineta estaba durmiendo Rita (la gata) y junto a ella, entre sus patas, pegado a su barriga como abrazándola...estaba durmiendo Boris (el cobayo).

Cuando me enteré de la historia...me emocioné.

Me da ternura saber que Rita...una gata madura se haya enamorado de Boris, un cobayo joven. Y que por suerte su amor haya podido prosperar...contra todo pronóstico.

Esto me confirma que el amor debería ser mucho más simple de como lo planteamos algunos de nosotros (yo...entre ellos).

Creo que el amor debería ser encuentro-atracción-pasión-enamoramiento-convivencia-.

O tal vez, todo lo contrario. O quizás sólo una parte.

Tal vez el amor sólo se consiga siendo constante en el objetivo.

Quizás deberíamos -aún siendo conscientes que esa/e NO es la persona/animal ideal-...querer y dejar que nos quieran, aunque sólo sea por un momento.

Rita lo ha conseguido. Todos pensamos que...no tienen futuro.

Pero no olvidemos que el futuro NO EXISTE. Y por suerte, los animales no piensan!.

En fin...el amor es así!.