sábado, 27 de marzo de 2010

Ay mi querido...


Triciclo mío...que me has llevado por tantos lugares divertidos y que me has dado tantos buenos ratos...que abandonadito te tengo!.

Y como hecho yo de menos escribir, leer, comentar, reírme y todo eso que durante mucho tiempo hice con frecuencia y constancia.

El invierno, la salud, la vida ha hecho que me aleje de este sitio pero me he propuesto hacer un esfuerzo y escribir. No es que me cueste escribir, es que después de mi recuperación me he quedado un poco tarumba tratando de entender porque pasan las cosas. O mejor dicho porque le pasan a uno ciertas cosas. Y no me concentro y lo que es peor, he aparcado -temporalmente- mi antigüa forma de ver la vida.

Pero hoy hay sol, mis ideas están más claras, mis objetivos están en la mira y yo, quiero disfrutar de la vida. Sé que suena a frase hecha... pero en mi caso...eso es decir mucho. Disfrutar de la vida! Disfrutar de la vida! Disfrutar de la vida!. No me tengo que cansar de repetirlo.

Mi visión de la vida ha cambiado. Miro con pensamiento lento las cosas que me rodean. Escucho resumiendo lo que me cuentan porque si no vale la pena, por respeto escucho, pero no vale la pena. Disfruto de cosas diminutas. Cosas que antes no sabía que allí estaban de lo pequeñas que son.

A veces me quedo con la mirada perdida, casi sin pensar, sólo tratando de acomodar en mi nueva cabeza recién adquirida, los conceptos que quiero conservar haciendo una selección de los que sólo sean...enriquecedores.

El otro día charlando con un amigo, sentada yo en su sofá de diseño (de Ikea), le conté como es mi nueva visión de la vida.

Le dije que lloro por cualquier cosa, que estoy muy sensible, que cualquier injusticia me duele el triple que antes, que la vida es hermosa, y 35 pensamientos...por el estilo. También dije que mi carácter había cambiado, que me sentía menos guerrera, más dulce y etérea, más empática...

Yo esperaba que me dijera...te entiendo, es normal, la vida es así, y esas frases hechas que escucho a diario, pero que va.

Me dijo "tranqui, se te va a pasar, en nada volverás a ser la guerrera de siempre, no pienses tanto.".

Y me hizo reír. Toda mi bucólica exposición se me fue al garete mientras miraba desde su ventana las obras del Río Manzanares (monísimo está quedando).

Me encantó esta forma de simplificar las cosas. A veces, con intentar acomodar tanto todo, o poner cosas en lugares equivocados, se nos caen en la cabeza y nos fastidian la película.

A partir de hoy, con la primavera aparentemente ya instaurada, haré un esfuerzo por pensar menos, llorar lo justo y divertirme en la medida que pueda.

He dicho.