
La vida tiene sus vueltas...pensaba yo mientras pedaleaba en mi triciclo en medio de un mar de tiburones, desesperados y celosos por mordisquearle las rueditas a mi amado vehículo.
Pero mi triciclo es más rápido que cualquier otro medio de transporte pero lo que es más importante...tiene sus sentimientos bien claros y puestos en su sitio...en el manubrio. Por eso, ya estamos en casa, antes de lo previsto pero todos...muy felices.
El triciclo se ha cansado de dar vueltas sin sentido. Se ha compadecido de mi porque también me ha visto muy agobiada, triste y deprimida, aguantando una situación que no era ni normal. Y el detonante fue...la separación de Dido (tuve que traerlo a casa antes de lo previsto).
Esto indicaba que...yo no duraría allí el tiempo pactado.
Por suerte, ya no vuelvo a la que todos llaman... la cutre Expo.
Mi paso por allí ha sido bastante pesado. La Expo es muy difícil para trabajar porque la organización deja mucho que desear.
Los voluntarios hacen su trabajo lo mejor que pueden, pero todo es caótico.
El centro de acreditaciones es lento, las obras continúan, hay goteras en los pabellones, entrar a trabajar era una locura ya que había en la entrada de trabajadores, sólo 5 tornos para pasar con 1 sólo escaner. Esto provocaba a las 9 de la mañana un caos surrealista porque los miles de trabajadores, perdíamos mucho tiempo para poder pasar a trabajar.
Pero además de las condiciones locales, la producción de mi pabellón era peor aún, si cabe.
Mis (por suerte) ex-compañeras eran como las hienas rebuscando entre la carroña, con las cualidades más retorcidas que puede tener un ser humano. Así que además de trabajar más de lo normal, el ambiente era...agobiante.
Así que ya no trabajo más en la Expo.
Tengo un pase permanente que me da la posibilidad de volver cuando quiera, pero por ahora, no quiero ni pensar en volver allí.
Como veráis, esto más que un problema ha sido una liberación. Vale que el trabajo que estaba previsto para 3 meses ha quedado en 1 pero eso ahora mismo, da igual.
He trabajo un mes de 30 días a un promedio de 14 horas diarias. Digamos que he trabajado 420 horas a disgusto, he bajado 4 kilos, me he gastado mucho dinero porque comer allí es carísimo y he decidido que el triciclo...regresara a Madrid.
Y aquí estoy, en casa, con mi Dido que está muy flaco porque no ha llevado bien el cambio y de regreso...me ha echado de menos cuando lo he tenido que dejar solo un par de semanas.
Pero ahora, los 3...estamos muy contentos de que todo haya terminado antes de tiempo.
Mi vida vuelve a ser normal.
Es verano, estoy en Madrid, disfrutaré de las fiestas de mi barrio, podré ir a la playa y si bien no tendré los ingresos previstos para este verano, estoy contenta.
Sobre lo bueno de la Expo, tengo que destacar algunos pabellones que he podido visitar en mis minutos libres dentro del recinto.
He visto el Pabellón de Aragón y está muy bien.
El de España, es interesante.
El de Bélgica es humilde pero no tiene mayor interés.
El de Uruguay es lo mejor, porque es un restaurante donde se come caro, pero riquísimo con carne traída desde el origen.
Los de Marruecos, Vietnam, Sudamérica, Africa son humildes pero a mi me han gustado.
Según recomendaciones generales, uno de los mejores es el de Japón pero no he podido verlo.
Y el de las Aguas extremas que lo mismo, no lo he visto.
Pero si se me pasa esta sensación de hartazgo, tal vez vuelva para poder terminar de visitar los pabellones que se suponen son interesantes.
Lo que también me he perdido han sido los conciertos. No he podido ver ninguno porque mi horario laboral era mortal y no salía antes de las 00.00 hs y a esa hora, sólo quería dormir y poco más. Así que no he podido disfrutar de Bob Dylan por ejemplo.
Pero bueno, no pasa nada, ya disfrutaré yo con mis amigos en este veranito madrileño.
Así que me pondré al día con vuestros blogs ahora que vuelvo a ser un ser humano con un tiempo libre normal.
Y como las cosas son por algo...yo rescato el aprendizaje de esta etapa.
He aprendido que además de ser difícil envolver un triciclo...siempre hay en la vida cosas mucho más difíciles. Un ejemplo, la mala gente, los malos compañeros, las malas energías...todo esto no sólo es difícil sino que mejor...ni envolverlo.
Que la mala onda se vaya de donde ha venido...
Pero nada es eterno, ni la felicidad ni la infelicidad.
Por eso...mi gran objetivo ahora es...disfrutar del veranito.