Un enano en California

Había una vez un enano, que quería ser artista.

No quería hacer de

"enano de circo"...

por ejemplo,

que se le hubiera dado
estupendamente.

El quería ser, un actor famoso, seductor,
sexy...vamos un galán.

Sus amigos de la infancia, nunca hicieron bromas
con su estatura.

Le reían sus gracias pero jamás, se rieron de el cuando lo escucharon decir un día, en el bar del pueblo... "yo seré un galán". Pero tampoco se reían a sus espaldas.

Nació en el seno de una familia burguesa del norte de Italia.

Vivió una vida sin apremios económicos y eso provocó que se sintiera superior a los demás.

Compensaba, con el dinero de sus padres, su baja estatura. Y esa situación privilegiada, le había dado una gran seguridad en si mismo, aún cuando medía un metro y diez centímetros.

Vivió una infancia maravillosa porque siendo niño, su condición de enano...no era un problema.

Durante su adolescencia, comenzó a sentir las primeras miradas burlonas. Ya su altura, lo delataba....era un enano. Pero a el todo eso le daba igual. El tenía claro quien era, y lo que quería ser.

Cuando cumplió los 18 años, sus padres le compraron una moto de gran cilindrada.

Con ella vaciló todo lo que puedo y más, porque subido en su gran moto, no se notaba su estatura real. Al menos, no cuando estaba subida en ella.

El no tener cara de enano, jugaba a su favor. Tenía cara de un hombre normal. Su cuerpo era pequeño, pero él caminaba como si midiera un metro noventa.

Nadie sabía porqué, pero en su adolescencia...siempre había tenía novias guapísimas. Muchos pensaban que sería por sus enormes ojos azules o por su irresistible sonrisa, pero siempre tenía a un harén de bellas jóvenes dispuestas a ocupar el lugar de "paquete" en su moto.

Y cuando comenzó a ser un hombre adulto, y para sorpresa de sus conocidos, perdió encanto con el sexo opuesto.

Se casó con una mujer fea, gorda, muy alta, pero con un estilo muy lejano a sus gustos conocidos. Dejó de ir en moto porque ya no se sentía libre con ella, como antaño.

Pero era feliz o eso parecía. Así vivió varios años hasta que el día de su 40 cumpleaños, decidió que ya no quería tener esa vida tan conservadora.

Y dejó a su familia para irse a vivir California. Sentía la necesidad de patinar, de broncearse, de cambiar de aires.

Su objetivo seguía siendo el mismo...ser famoso y supuso que en la nueva ciudad, tendría más posibilidades.

En California no llamaba la atención. Entre tanta rubia patinadora, hombres musculosos, señoras bronceadas, y perros con collares brillantes, su pequeño cuerpo de cuarentón enano, pasaba desapercibido.

Llegó a los 50 años casi sin darse cuenta, y un día mirándose al espejo, se reconoció como un enano, bronceado, con camiseta de tirantes y con look surfero...pero un enano al fin.

Y se deprimió.

En ese estado de gran angustia, sólo encontraba consuelo, caminando por la playa al atardecer.

Y un día cualquiera, se encontró...con una enana muy guapa.

Le llamó la atención su cuerpo perfecto de un metro...pero perfecto.

Se acercó a ella. Entablaron conversación y surgió la chispa. Fue amor a primera vista. Al mes de conocerse, se fueron a vivir juntos.

Ella era productora de cine y a los 5 meses de su convivencia, le consiguió un papel, en una película de un director famoso. Y así el enano, por fin, consiguió su objetivo.

Se transformó en un galán enano, casado en una enana californiana. Su vida por fin tenía sentido.

Casi al final de sus días...se dio cuenta que era un enano feliz.

Murió un día después de cumplir los 52 años desnucado, al caerse de los patines que le había regalado su mujer.

Esta es la historia de un enano de jardín
que aburrido de tanta inactividad
decidió soñar con que,
tenía vida propia.