martes, 1 de julio de 2008

Una pulga llamada Masef

Había una vez una pulga muy...pero que muy fea.

Tenía el pelo negro y risado...si ya sé, esto es raro, pero esta era una pulga muy rara.

Cantaba, actuaba y se sentía actriz.

Todos le recomendábamos que no anduviera por la vida contando esas cosas, porque si seguía diciendo que era una actriz, la encerrarían en un manicomio...para pulgas.

Ella, era una pulga y poco más. Vale que a veces hacía graciosos movimientos saltarines pero eso no significa que fuera una bailarina de danza contemporánea...que era una pulga coño y las pulgas...saltan!.

Pero ella no reconocía la realidad tal como era.

Era tal su extraña visión de si misma que un día, llegó a decirme que ella, no era una pulga, era una mujer, bella, esbelta, atractiva (?).

Cuando dijo esto, no estábamos ella y yo solas, sino que había muchos más bichos a nuestro alrededor. Y al escuchar sus palabras, muchos soltaron grandes y descontroladas carcajadas. Yo intenté disimularlas para que ella no se sintiera mal. Pero no hizo falta, a ella...aparentemente todo, le daba igual.

Lo más raro de la pulga era su nariz. Debería ser su pelo, porque se suponen que las pulgas no tienen pelo, pero esta sí lo tenía.

Tenía una nariz prominente y parecía más un mosquito que una pulga. Pero era una pulga.

El rasgo más característico de esta pulga que se llamaba Masef, era su retorcida personalidad.

Pese a que jamás lo iba a reconocer, si tuviera la posibilidad, dejaría de ser una pulga para convertirse en algo más agraciado. Me miraba a mi, que soy una bella libélula...con envidia.

Yo le explicaba que la vida de la libélula tampoco es de lo más divertida pero por lo general somos bien aceptadas. Salvo por algún humano retorcido que con mala manía, nos daba manotazos y nos estampaba en alguna que otra pared. Pero eso, no era habitual. Por lo general, caemos bien.

Pero esta explicación era para que no sintiera celosa de mi presencia. Pero lo que más le molestaba era mi probada experiencia como ágil voladora, no podía soportar tener menos aptitudes que yo.

Mis giros en el aire la dejaban con la boca abierta, pero sólo cuando yo no la veía. Si yo la miraba, ponía cara de indiferencia pero sé que internamente, se le retorcían las tripas de celos.

Un día, se subió a un escenario. Un rato antes, nos había dicho "venir al balcón de las Artes" que voy a actuar. Me pondré un largo vestido de gasa y cantaré como hace años que no lo hago".

Los que la escuchábamos no dábamos crédito. Pero ella, estaba decidida.

No me atrevía a decirle que no me parecía una buena idea que se arriesgara a subirse a un escenario. Pese a que era bastante insoportable, yo intentaba ayudarla. Será por este espíritu de libélula maternal que tengo.

El teatro donde ella quería actuar era muy grande y había muchos actores humanos y tenía que tener cuidado para que no la encontrasen en escena.

Le insinué que si ella quería actuar, que se asegurara que no había ninguna representación ese día y a esa hora de los actores humanos.

Pero ella, ni caso. Masef siguió a su bola, simulando que ignoraba mis palabras. Pero sé que las escuchaba aunque su orgullo no le permitía aceptar consejo alguno.

Finalmente llegó el gran día. Ninguno de nosotros quiso perderse el espectáculo y yo, que soy un poco pesimista, sabía que eso...no terminaría bien.

Y dicho y hecho.

Cuando estaba yo sobrevolando el frontal de escenario, veo salir a Masef la pulga con un enorme vestido azul.

Tenía puesto un micrófono de diadema, al más puro estilo Madonna.

Y cuando se acercó hacia el centro del inmenso escenario, Rudolf...del ballet de Moscú bailó una de sus danzas típicas, encima de la pobre Masef.

Conste que yo, se lo había dicho. Le dije que chequeara que no hubiera ninguna actuación a esa hora, pero ella...no hacía caso a nadie.

Por suerte pudo sobrevivir al terrible pisotón del ruso, pero ahora ya no baila ni canta, sencillamente, ha dedicado su vida a picar a todo el ballet en represalia por tremendo accidente.

Pobre fea pulga. Con lo bonito que hubiera sido que se hubiera dedicado a lo suyo, a picar, hacer ronchas y poco más.

Espero que Masef haya aprendido la lección. Con lo fácil que es conocer nuestras propias limitaciones y aceptarlas...vamos, digo yo!.

14 comentarios:

Jordicine dijo...

Tenía un jefe que decía que todos tenemos que tener claro nuestro límite de incompetencia. Y es verdad. Pero entiendo a la pulga. A veces dar un paso adelante, intentar algo... tiene su mérito... digo yo. Un bes pulguil.

Carlota dijo...

Pues mira, a mí me da pena de la pulga... al fin y al cabo, si no fuera por el pisotón del ruso, podía haber hecho su actuación, y quien sabe si hubiera gustado a los demás, ¿por qué no?. Está bien saber tus propias limitaciones, pero realmente, creo que desconocemos nuestras limitaciones, de hecho pienso que podrían multiplicarse, si no fuese porque a veces nos pueden los miedos. Un abrazo, bella libélula ;)

Ivana Carina dijo...

Hay que ser pulga para entender a Masef, che!!!
aajajjaaa!

Todos en el interior somos medio como Masef, por ahí nos olvidamos de nuestras limitaciones pero que taanto, el que no arriesga no gana! jajajajaa!

Y si nos arriesgamos, un pisotón no es para taanto che! jaja!

BESOS HAARRMMOOSSAAAA!!!

Abuela Ciber dijo...

Buenisimo, buenisimo.
Si cada uno hiciera lo mejor que sabe hacer todo sería diferente, opssss y yo donde entro?
Me retiro dubitando.
Cariños

Anónimo dijo...

Hay que saber aceptar cuando somos inconscientemente incompetentes en ciertas laboras, pero...entonces...hasta que punto es bueno soñar...??

circe dijo...

sabes cómo se matan las pulgas?..las coges y con las uñas, apretando bien para que la jodía no pegue una salto y se te escape, la separas la cabeza del cuerpo...Es inminente!! esa no vuelve a picar....(sus tropecientas mil crias .....sí)...besos

Sureña dijo...

Al final te ha faltado poner eso de: "Moraleja" :)

En el fondo da penilla la pobre Masef...ella sólo quería superarse y cumplir los sueños, y a veces las caídas enseñan más que los triunfos no?

Besicos

Kiri dijo...

Jordi: Yo opino como tu jefe. Aunque esta pulga era mala, sólo que yo...soy buena y trato de entenderla (dice la libélula). Pero era mala mala la joia...:-). Un beso.

Carlota: Comparto contigo...bueno en parte:-). Conocer las limitaciones a veces nos engrandece si intentamos superarnos. En el caso de esta pulga no..se acercaba más a la soberbia. Por eso yo digo que es malita:-). Besos guapa.

Ivana: Pero un pisotón de un ruso saltando sobre la pulga...no es un pisotón cualquiera:-). Besitos.

Abuela: yo también sigo dudando....Un besote.

Karen: Yo creo que entre las limitaciones y los sueños hay una delgada línea que se llama realidad. Yo creo que nunca debemos dejar de soñar pero también ser coherentes. Pero claro...que se yo de este si soy una libélula. Kiri sigue de vacaciones....

Circe: cariño eres el jack el destripador de los animales...dios que asco jajaja. Besos.

Sureña: Si me olvidé de la moraleja pero creo que la pulga seguirá en su línea...creyendo que es más de lo que es y yo, sigo siendo una preciosa libélula...vamos eso creo:-). Un beso.

Uma dijo...

Tener sueños y deseos me parece fantástico, pero nada que ronde lo imposible, pq el no concretarlos nos hará pasar un mal momento.
Y es bueno saber nuestras limitaciones para no meternos en terrenos de los que salgamos mal parados.
El de la pulga fue un poco arriesgado pq casi termina aplastada por el bailarín ruso..
Hay que arriesgarse en la vida, pero no para ponerla en peligro..
Besos "señora libélula".

Alma dijo...

Se aprende errando pero de vez en cuando un jodio pisotón tambien enseña...

Besos salados

Romana Lopez dijo...

con el asco que me dan a mi las pulgas que me ponen perdida.muy bien por el ruso di que si que ademas si tu lo dices esa pulga era una asquerosa.lo que si tiene raro es el nonbre con lo facil que es llamarse pepi por ejenplo.abrazos

Kiri dijo...

Uma: Pensamos exactamente lo mismo....que bien:-): Besos guapa.

Alma: Si que si...me ha encantado lo de "jodio pisotón". Besitos.

Romana: ya decía yo...donde andará esta mujer!!! Hola guapa. Y a mi también me gusto el pisotón ruso. Sobre el nombre...totalmente de acuerdo pero es una excentricidad más de una fea pulga... Un beso.

Luca dijo...

Pobre pulguita, destino cruel! eso de las limitaciones es un engaño. Solo hay que proponérselo y dar el paso (que es lo que cuesta). Cuando alguien dice 'no puedo más', a partir de ahí siempre se puede un poquito más, aunque parezca que no. Bueno, ella se subió (si no hubiese sido por el jodio ruso...)
Besos.

Kiri dijo...

Luca: jajaja es que el problema era que era...el escenario del ballet ruso. O sea...una pulga demasiado arriesgada...y fea la joia...Besos.