Samsonite en remojo

Ya de vuelta en Madrid...cansados pero contentos...estamos en casa.

Que bien se ve la vida fuera del entorno habitual!

Es como si los problemas desaparecieran y uno viviera otra vida, no la cotidiana, sino una fantástica donde no hay mayores problemas.

Y todo esto pese a que el viaje era...por trabajo. Pero cuando uno hace lo que le gusta...lo disfruta mucho más.

Además, el trabajo era al aire libre, en un pueblo de Segovia, con sol y un paisaje bucólico precioso...verde, vacas, campo, cigüeñas...un maravilla.

El triciclo se lo ha pasado bomba, me lo contó cuando por casualidad lo encontré en unos de sus descansos del trabajo de pasea-perros.

Nos encontramos
en el spa
del hotel.

Estaba yo a punto
de entrar en el jacuzzi
cuando miré hacia un costado
y me hizo gracia...
ver a mi triciclo
con un gorro de baño. Gorro que según las normas es "obligatorio por sanidad" según dijo la gentil señorita de la recepción.

Realmente le quedaba horroroso.

Le pregunté como se lo había puesto el solo y me dijo que lo ayudó la chica de recepción, que no había forma de explicarle que el, no tenía pelo...pero ella nada "cuadriculada" repetía la frase: "es obligatorio por sanidad el gorro y las chanclas".

Menos mal que entró en razones con el tema de las chanclas porque ya me diréis como se las pondría al trici.

Con el gorro tuvieron que intentarlo 34 veces porque siempre, se rompía...normal!.

Si bien yo me reí del triciclo cuando lo vi con su gorro, el me miró y me dijo...te has mirado tú al espejo???...pareces una burbuja de freixenet pero en lugar de cava...de vino tinto!.

Y tenía razón...que guerra me dio mi horrible gorro negro con tanta melena que tengo.

Intenté convencer a la chica que no me obligara a ponérmelo, que...si hacía falta no metía la cabeza debajo del agua...pero nada.

Con gorro me metí al jacuzzi y allí me quedé una hora y media. Luego a la piscina, para disfrutar de las escasas horas libres que tuvimos.

Han sido días intensos, de trabajo pero la gente era tan maja y cariñosa, que ha valido la pena. Hemos dormido poco porque entre trabajo, comidas, cenas y desayunos...y con miedo a dormirnos...pues eso, que dormimos poco.

Desde allí llamamos para saber como estaba Dido y me dijeron que el pobre lloraba día y noche. Nos dio penita pero eran pocos días.

Ayer por la tarde, el trici y yo nos encontramos y dijimos...ala....para Madrid a ver a Dido!.

Cuando abrí la puerta de mi casa...Dido salio corriendo y estaba súper nervioso. No dejaba que lo coja, corría y me miraba con cara de pena y rabia al mismo tiempo.

Después de un rato de perseguirlo para darle besos, lo cogí en brazos y el empezó a olerme y a darme besos.

Me daba besos en las manos, en los brazos, en la cara...el pobre estaba como alucinado.

Yo le di besos y le dije...FELIZ CUMPLE DIDO...ya que el 11 fue su cumpleaños. Ha cumplido 1 añito:-).

Luego, y una vez que reconoció que habíamos vuelto, fue lanzado hacia mi bolso de mi viaje Samsonite.

Entonces comenzó
a olisquear todo,
se metió dentro,
saltó para afuera,
mordió la ropa
que yo iba sacando,
sacó bolsas...
se metió dentro de ellas...
vamos ,
revolvió todo,
con ahínco.

Cuando estoy metiendo la ropa en la lavadora, miro hacia el bolso y veo a Dido sentado tranquilamente dentro de el
y mirándome con cara rara...!.

Y dije...ay Dios que lo veo venir...y efectivamente...me meó toda la ropa que estaba dentro del bolso.

Lo único que me dio tiempo de hacer es sacarlo a el y sacar corriendo la ropa para que no se desparrame el pis por todas partes.

Me reí porque parecía que se hubiera roto un termómetro y el mercurio se desplazara por todas partes...y yo haciendo equilibrio con la ropa y el pis de Dido.

Y una vez todos meados, y en casa...todo ha vuelto a la normalidad.

El triciclo está cansado y dice que el tema de los perros no le va mucho. Que el prefiere malo conocido que bueno por conocer...así que ahora mismo están Dido y él descansando...