Con viento y a lo loco

Llevamos dos días
en Madrid
con un viento
que no es ni normal.

Ayer me tuve que escapar de la oficina
del ruido que hacía el viento en los cristales...
parecía que se iban a caer.

Bueno, realmente me fui
porque tenía hambre
pero lo de los cristales
me vino de perlas.

Cuando salí, mi dirección se veía modificada por Eolo el Señor de los vientos, que más que un ser mitológico parecía un cura cabreado porque no veas como jodía el tío.

Claro, estaba en plena Plaza de Oriente y salvo por el Palacio Real...no había nada que tapara o controlara semejante viento.

Yo camina hacia adelante y el viento, me tiraba hacia atrás. Y yo pensaba...tiene que tener fuerza este porque para modificar el trayecto de una mujer con triciclo...no es fácil.

Y mira que el trici tiraba y tiraba hacia adelante...pero no había manera.

Me sentí una ridícula caminando como si estuviera en Siberia...y así lo hacía porque se me había ocurrido llevarme una chaqueta muy mona de primavera y estaba congelándome.

Iba abrazada a mi triciclo, a mi bolso, a las piedras del camino o a las hojas que caían cual recién llegado el otoño. Vamos y no me abracé al señor de la Once que vendía los cupones porque el perro me miró con cara rara...que si no!.

A esto hay que sumarle que mi larga cabellera me daba hostias en la cara a cada paso y me tragaba matas de pelo que me impedían ver y casi me doy de bruces con el Teatro Real...pero pude salir airosa...nunca mejor dicho.

Pero llegué a casa...comí y trabajé desde allí un rato con mi gato, la calefacción, y todo lo necesario.

Dido se asomaba al cristal y miraba la terraza como alucinado por el viento que había y claro, quería salir a jugar pero cuando le abría la ventana me miraba como diciendo "ya si eso...mejor lo dejamos para después...".

Hoy, el Eolo este no me pilló desprevenida. Me he venido vestida para la ocasión y desde mi mesa veo como se mueven los árboles y las nubes grises que indican que en breve...me tengo que ir a mi casa, a comer y a quedarme allí.

Acabo de salir al balcón a fumarme un cigarrillo y mientras disfrutaba de la vista me cayó un pedazo de algo en todo el ojo. Miré hacia arriba y nada...Miré entonces para adelante y era del choco de los cojones (un árbol) que desprendió un fruto mustio o algo parecido...y me cayó cual proyectil en mi cara. Esto claro está, a causa del viento.

Me sentí como el portero de un equipo de fútbol cuando los hinchas del equipo contrario le tiran cosillas...sin importancia, botellas, mecheros...y aciertan.

Miré al árbol y le dije...vale, tu estas cabreado porque no deberían caerse tus hojas y/o frutos, pero lo siento...yo no tengo la culpa.

Así que hoy, estoy muy abrigada pero no sé porque extraña cosa del destino se me ocurrió ponerme falda larga pero tiene pinta de volarse.

A punto de salir a la calle, sólo espero no dar ningún espectáculo impropio y que en la zona de mi trabajo me llamen...la mujer de la falda volada o la mujer que va...con viento y a lo loco.