Hibernando

Cuando de pronto creí que ya llegaba la primavera...ha vuelto el frío.

Pero no sólo el frío...sino un viento que hoy casi se me vuelan los empastes de las muelas.

Hace tiempo que tengo ganas de bailar. Me gusta mucho hacerlo pero por unas cosas o por otras, hace mucho que no lo hago en el exterior.

Sí en mi casa...porque cuando escucho música y tengo bien el ánimo, bailo de puertas para adentro.

Dido desde el sofá me mira en los primeros movimientos, luego gira la cabeza y se vuelve a dormir como si fuera un marido con el que llevo 15 años de convivencia. El ser diría...mirala a la pobre...está como un cencerro.

Pero bueno, como el tiempo no acompaña yo todavía no puedo ir a bailar salsa que es lo que realmente me gusta.

El ritual de la sala implica tacones y canalillo y con este frío...como que no me apetece.

Pero mañana hay una inauguración de no sé que en una discoteca y mi amiga dosdedos más una amiga suya súper maja, hemos quedado para ir juntas.

Cuando decidí que sí, que iba...hacía calorcito. Pero claro, con este frío...ya estoy reculando pero venceré mi espíritu de oso hibernando e iré.

Lo bueno de esta futura salida es que, me relacionaré con seres humanos que no sean el pescadero, la de panadera, o mis compañeros de trabajo.

Lo no tan bueno es que habrá mucha gente y seguramente la música no será la que a mi me gusta.

Pero estoy contenta, con las chicas me divertiré. Además disfrutaré vistiéndome para la ocasión, picoteando alimento, escuchando algo de música y viendo como está el mercado masculino.

A la última fiesta de
inauguración que fui,
el mercado de hombres era lamentable.

Y salí de allí pensando...yo mejor me quedo como y con quien estoy que más vale malo conocido que bueno por conocer.

Además se nos acercaban los casados en día de "fiesta", los feos que habían sido rechazados por las súper modelis que por allí pululaban, o los borrachos que lo mismo le daba que fuéramos mujeres, orangutanes, maniquís o lo que sea.

Estos estaban con el pedo cariñoso y claro...salían rebotados como pelotas de ping pong. Los otros también.

El ligoteo me aburre horrorosamente. Los tíos dicen tonterías o mejor dicho, yo no soy muy receptiva a piropos sin sentido, a forzar charlas banales, o a bailar al ritmo de música para mi desconocida.

Digamos que cuando salgo, me río con mis amigas, me como las exquisiteces minimalistas que nos traen guapos camareros, y me bebo lo que pongan porque por suerte, no es de garrafón.

Así que mañana por la noche, saldré de la cueva y veré que pasa por el mundo nocturno.

Como cambia la vida? Hasta hace un par de años ya no es que no saliera...es que no entraba en casa hasta la madrugada.

No había excusa, ni frío, ni calor, ni nieve o vendaval, mis amigas y yo nos íbamos a bailar todos los jueves y viernes. Los sábados no nos gustaban porque había demasiada gente, así que ese día lo aprovechábamos para hacer algo más cultural como cine, teatro, cenas, o tomar algo.

Así que nada, espero que mañana no haga mucho frío porque sino, me dará una pereza terrible.

Ainssssss que frío!