viernes, 28 de diciembre de 2007

No callemos nunca



Un día cualquiera, te levantas y pueden pasarte cosas horribles.

Ese mismo día puede o bien cambiarte la vida para siempre por una mala experiencia o bien mejorarla para lo que te quede de tiempo.

Lo más importante es, la reflexión que hacemos después de cualquier suceso.

Podemos asustarnos primero, llorar después, denunciar más tarde y luego, encontrarnos con el amor que nos dice que sí, que nos sigue queriendo pese a todo y contra todo.

Cuando algo malo nos pase y merece ser denunciado, hay que hacerlo.

Cuando alguien nos pregunta si lo amamos y pese a que no querer sentirlo es así, hay que decirlo.

El poder está en nosotros y el derecho también.

Nada de lo que nos pase tiene que quedar en silencio, como mínimo, hay que contárnoslo a nosotros mismos y decirnos (recuperando nuestro niño interior) no te preocupes, todo pasará.

Porque todo siempre pasa, lo bueno y hasta lo malo. La diferencia es que uno deja herida y el otro huella. Pero nos deja algo. Pero ese algo, no debe impedirnos seguir caminando.

Pero si hay algo que hay denunciar siempre, son las agresiones. Sé que es fácil decirlo pero hay que luchar con el miedo y pedir ayuda. Si no somos capaces de hacerlo nosotros, los que no rodean tienen la obligación de hacerlo.

Hoy me pasó algo feo, pero bueno, el día terminó maravillosa y amorosamente.

Caminando hacia mi trabajo, un tío, de 30 años más o menos, bien vestido, con buen aspecto empezó a decirme tonterías. Primero eran palabras de mal gusto, pero luego fue subiendo el tono pero a media voz. Me dijo una variedad de palabras guarras, hasta que me paré, le hice frente y le pregunté que "que cojones le pasaba" que me dejara en paz. En ese momento, su tono de obscenidad, cambió de color y comenzó a amenazarme.

Yo seguí caminando y el, comenzó a seguirme, gritando e insultándome, con la originalidad de puta, guarra, asquerosa, te voy a romper la cara. Me giré y le dije que era un gilipollas y que se fuera o que le partiría la boca (sé que no hubiera podido porque por mucho carácter que yo tengo, el es un hombre y seguro, hubiera salido yo perdiendo).

Eso provocó en este imbécil que se pusiera más agresivo aún, tenía una mirada fea, de agresor.

Seguí caminando pero con el miedo que por detrás, me agrediera, pero yo estaba preparada...me defendería. La gente me miraba a mi porque parecía una escena parecida a las que ocurren ultimamente de maltrato de un hombre hacia su pareja.

Pero yo, seguía caminando.

Luego cruzó de acera para mi tranquilidad pero desde la acera de enfrente, me gritaba puta.

Me temblaban las piernas pero por suerte, en ese momento venían dos policías en moto. Los pare y denuncié a este tarado.

Los policías nos separaron y nos pidieron la correspondiente documentación.

Ellos pensaron que eramos pareja y le dije que no, que no lo conocía de nada.

El policía que vino conmigo era de los buenos, de los que valen la pena, me tranquilizó porque yo estaba temblando y se me cayeron las lágrimas de rabia e indignación. Me dijo que podía denunciarlo y dije que por supuesto.

Luego vino el otro policía y me dijo, ya se puede ir, y yo dije que no me iba así, sin más. Le dije que quería los datos de ese señor o lo que fuera para hacer una denuncia. Y este policía, no tan profesional como el otro, me dijo que para que quería denunciarlo. No le hice caso y me fui a la comisaría.

Allí, hice la denuncia y mientras le contaba al policía lo que había pasado me dijo de esos, hay muchos. A mi no me importa que haya muchos locos sueltos, lo que me importa es que si están locos, vayan a un manicomio. Si son asesinos, vayan a la cárcel y si son maltratadores o amenazadores, también.

Cuando terminé la denuncia el policía me dijo, con esto no pasará nada, pero si ese señor tiene antecedentes o vuelve a hacerlo, tendrá un problema.

Yo dije...por eso denuncio, para que no le pase a otra mujer esto. Porque yo soy una mujer fuerte y no suelo amedrentarme, pero si esto le pasa a una niña, quien sabe lo que puede pasar.

Tenemos que recordar que siempre hay que pensar que tal vez, a uno le salió bien una mala historia, pero hay que ser solidarios y evitar que le pase a otra persona.

Hay que denunciar, y si no saben como hacerlo pidan ayuda. Pero siempre, hay que denunciar.

Mi día ha terminado felizmente con alegría, amor y cariño. Una llamada inesperada, me cambió radicalmente el día.

La vida tiene estas cosas tan abismalmente opuestas.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

uuuufff...pero qué fuerte no???, según lo estaba leyendo me estaba quedando flipada...Desde luego...cuanto gilipollas suelto...sinceramente yo no hubiera aguantado tando, me hubiera derrumbado antes...a mi esas cosas me acojonan mucho...Bueno, una buena lección la que nos has dado y me alegro de que al menos no te haya amargado el dia entero....besos guapa

Kiri dijo...

Circe: Si...un poco fuerte ha sido. Y hay demasiado trastornado por la vida pero nosotras no tenemos porque aguantarlos. Digamos que mucho más no podía hacer, si yo hubiera sido un tio le hubiera dado una patada en la boca, pero no. Y sólo me amargó la mañana...besos guapa!

Carlota dijo...

Oye: si quieres borra el comentario coña del primer post, pues no había leído esto. Has hecho muy requetebien...la verdad, lo que sé que tú harías...y gracias, de parte del resto de mujeres que puedan estar expuestas a un hijo puta de esos. Estupendo ejemplo. Me alegra que terminara bien tu día. Un beso enorme. ;)

Kiri dijo...

Carlota: Hola guapa...no..porque voy a borrar el otro comentario? Tú nunca dejas un comentario que merezca ser borrado:-). Besitos guapa y sí, mi día terminó muy bien.

Mandarina azul dijo...

Bien hecho, Kiri. Aguantar el tirón frente a ese asqueroso y luego denunciarlo. Lamento que hayas tenido que pasar por algo tan desagradable, igual que me alegro que tu día terminara feliz.
Lo que es la vida y lo que da de sí un día, eh... qué contrastes. Pero al final, yo creo que siempre nos quedamos con lo bueno. :)

Kiri dijo...

Mandarina: Por suerte todo puede cambiar y además, al final hasta lo malo se olvida:-)