Tu abrazo

Hay abrazos que iluminan el alma.

Hay otros que se olvidan.

Hay abrazos que se necesitan.

Hay otros que estremecen.

Hay abrazos que se callan.

Hay otros que no son sinceros.

Hay abrazos que nos inundan de pasión.

Hay otros que detienen el tiempo.

Hay abrazos que se recuerdan en la distancia.

Hay otros que nos marcan un adiós.

Hay abrazos silenciosos, amorosos, de reencuentros, de presencia.

Hay otros que implican unión.

Hay muchos tipos de abrazos.

Pero hay un abrazo que es el mundo en sí mismo, que transforma el ruido en el silencio más absoluto, el miedo en paz, lo imposible en lo posible, la soledad en la más maravillosa compañía, el vacío en la abundancia más enriquecedora, los gritos en murmullos, la mañana gris en un rojo atardecer, la incertidumbre en una remota posibilidad.

Este abrazo que nos duró una eternidad, que sólo era eso, un gran abrazo me ha hecho comprender que uno no puede escapar del gran amor.

Hoy sentí que me quieres. Hoy te confirmé, que te quiero.

Y me quedo con ese abrazo, que me hizo brotar pequeñas lágrimas de tranquilidad.

Porque ese abrazo, nos ha recordado la verdad.