Sigo caminando

Un lunes menos. O mejor dicho uno en el cual la sensación de pseudo-seguridad ha regresado y la confianza en que todo puede mejorar, ha vuelto.

Este día se ha caracterizado por una larga caminata en la que he vuelto a mirar "hacia arriba" y ha encontrarme con muchas sorpresas.

Cuando uno camina mirando hacia abajo, se pierde muchas cosas. Cosas que siempre están ahí para ser descubiertas. Y hoy, las he vuelto a ver.

Mis primeras gestiones han ido bien,
las otras previstas,
se han postergado. Pero yo voy a seguir insistiendo.

El primer traslado fue en metro. Hacía mucho que no lo cogía, no me gusta, me ahogo, siento que la vida "me pasa por arriba". Pero hoy y sólo durante unos minutos estuve en el.

Luego...decidí caminar, era temprano para la última actividad de la mañana.

Caminé mucho, casi una hora y los tacones...no muy altos pero tacones al fin...a la media hora, ya comenzaban a "pasarme factura".

Pero yo intenté no hacerles caso.

Pensé...te aguantas pese a que, todo lo que estaba disfrutando, era directamente proporcional a mi dolor de pies.

Caminando y mirando cual turista recién llegada a la ciudad, observé a la gente, disfruté de las fachadas y de las cúpulas de los edificios, las fuentes y de todo lo que me pasaba por delante.

Hoy todo merecía para mi, una especial atención.

Disfruté tanto del paseo que no escuchaba el bullicio de los coches y de los grupos de personas que me iba encontrando, sólo pensaba que yo soy, una vida más, mezclada entre tanta otras.

Caminé y en mi mente sólo existía una frase...todo va a ir bien. Caminaba con andar seguro, como si cada parcela de mi vida estuviera en orden, y pese a que todavía no lo está del todo, yo caminaba.

Si me hubiera visto a mi misma desde fuera, habría visto a una mujer segura sin ningún tipo de duda. Y soy una mujer con algunas dudas.

Supongo que algo parecido pensaba de la gente que me rodeaba. Gente que generaba bullicios silenciosos. Yo sólo percibía sonidos lejanos.

Llegué a manos de mi querido Paco -mi fisio- y me regaló una hora y media de masajes. No una hora como siempre, sino, media más.

Una vez terminada la sesión, me regaló un libro que me había prometido se llama "El Secreto" de Rhonda Byrne.

No me quiso adelantar mucho de que iba pero me dijo "te va a gustar, te redescubrirá cosas que tienes olvidadas...te gustará".

Y con mi doble regalo me fui a casa.

Hacía mucho que no me regalaban un libro, me ha gustado mucho que Paco me haga un regalo. En breve, me sumergiré en él a ver que secretos me depara.

Por lo poco que he podido cotillear de camino a casa, habla de "la ley de la atracción" pero no de la atracción física sino de la atracción de pensamientos.

Este ha sido un buen día, con buena energía. Un día, que me ha predispuesto a seguir caminando, con mi secreto a cuestas.